Existe una leyenda, situada en los antiguos mitos griegos, que cuenta que en las Islas Canarias se encontraba el llamado Jardín de las Hespérides, custodiado por un dragón de 100 cabezas. Un comerciante quiso adquirir sangre de drago, muy apreciada en la época, y se acercó a la Isla de Tenerife. En ella se fijó en una joven que se divertía bañándose en las cálidas aguas. La muchacha corrió a protegerse detrás de un árbol de grandes dimensiones, momento en el cual tomó forma de dragón y el comerciante identificó a la joven como una de las siete hespérides. El hombre huyó mar adentro y no volvió jamás. Es por ello que si pinchas al drago, su savia es roja.
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| Vista del Drago milenario desde el interior del parque natural. Producción propia |
